Ruth Arguelles Stork

by Francisco Stork on May 8, 2016

Mother’s Day – 2016

Te escribo en Español porque es la lengua que siempre hablaste. Cuando pienso en ti mamá, me viene a mente más que nada todos los sacrificios que hiciste por mi. Desde el primero, cuando decidiste en aquel convento de Monterrey donde habías llegado por haber dado un “mal paso”, cuando decidiste que no me darías por adopción como se había planeado. Desde ese momento juntamos nuestras vidas. Regresaste a Tampico a vivir con mi abuelo y que la gente dijera lo que dijera. Cuando seis años después te casaste con Charlie Stork y el, al adoptarme, me dio su nombre. También ese fue un sacrificio que después de muchos años pude reconocer como tal. Charlie Stork tenía veinte años de edad más que tu y te casaste más que nada para darme un padre. Qué es un sacrificio? Mucha gente piensa que es hacer algo para el bien de otros, algo que nos duele, algo que si no fuera por esa otra persona que amamos, no lo haríamos. Sí, así fueron tus sacrificios, pero también la palabra significa “hacer sagrado” – convertir un acto en acción con una transcendencia más allá de lo ordinario. Transformar algo que duele en algo sagrado es amar, es amor. No hay pérdida porque el bien que hacemos por el ser amado es nuestro propio bien. Y ese sentido también tuvo lo que hiciste por mi. Aceptar tu soledad cuando me fui lejos a estudiar – primero a Spring Hill College en Alabama y luego a Harvard en Massachusetts, fue un sacrificio, quizá el más grande que hiciste. Uno de los dos, tú o yo, tendría que hacer un sacrificio. Yo me podría haber quedado cerca de ti y sacrificar lo que veía como oportunidad. Pero te pedí a ti que hicieras el sacrificio de dejarme ir. Se que te hizo feliz ver mis pequeños triunfos pero también se que estar sola te causó mucho dolor. Y luego por fin, el último y más grande sacrificio cuando la enfermedad no te permitía vivir sola, cuando sabías lo difícil que sería para mi cuidarte, entonces hiciste por mi ese otro sacrificio. Le pediste a Dios que te llevará con El, y El acepto tu sacrificio. Y ahora después de tantos años te recuerdo y en pequeña forma te doy las gracias. Cómo podré yo responder a tus sacrificios para que no se pierdan, para que tu amor siga viviendo en el mundo? No tengo otra forma sino tratar de amar a los que Dios pone en mi camino, tratar de ser útil con mi pobre escritura. No fue en vano, Mami, lo que hiciste y tu soledad y tu dolor son semillas que viven en mi alma y algunas ya florecieron y a las otras les doy el agua de la tristeza y alegría para que crezcan. Perdóname si a veces me olvido de tu sacrificio en mis pensamientos pero, aún así, aquí lo llevo siempre corriendo por mi sangre. Gracias Mami.

Previous post:

Next post: